La propuesta que sugiere este documento trata de poner en discusión a las editoriales universitarias, con algunos de sus pesares y algunos de sus avances. Parto de un hecho irrenunciable: “los proyectos académicos deben ser coherentes con los objetivos de la educación universitaria a la que pertenecen” (Sagástizabal, 2016, p. 17).[1] Eso es claro y mal haríamos en desconocerlo, pero esos objetivos, tal y como lo afirma Leandro de Sagastizábal, “no pueden ser una barrera para otros desarrollos editoriales con otras temáticas”, y agrego, con innovaciones y abordajes que plantea la industria, y esperan los lectores.

La tarea de comprometer el pensamiento se sustenta en cuatro escenarios que son fundamentales en la historia de la edición universitaria e involucra a todos los actores: autoridades académicas, editores, autores y lectores, en mayor o menor medida, cada uno es responsable de lo que se debe mejorar, pero también de lo que podemos catalogar como positivo. En primer lugar, es necesario hacer un llamado de atención a los autores y a los lectores; unos y otros asumen la edición universitaria como libros publicados para ser leídos únicamente por pares académicos, para una suerte de personas privilegiadas, pertenecientes a cierta élite que puede darse el lujo de entenderlos, en palabras de Savo Heleta (2017)2[1], para ser leídos “...incluso por encima de las comunidades e individuos que deberían ser los primeros beneficiados de sus trabajos de campo y experimentos de laboratorios”.
En segundo lugar, las universidades, como lo vienen haciendo un porcentaje importante de ellas en Colombia, deben disponer de políticas editoriales sólidas para que los libros y artículos que se publican provengan de una decisión colegiada, esto no significa publicar solamente líneas editoriales corporativas, sino contar con una trazabilidad académica comprobada, con procedimientos y políticas editoriales claras, con trabajos seriamente arbitrados, que no pongan a la editorial al nivel de intermediario entre el autor y la imprenta; aquello debe quedar en la historia, como un capítulo no muy grato de recordar de los primeros pasos de nuestras editoriales universitarias.

José Julián Serrano Q.
Jefe Programa Editorial Universidad Autónoma de Occidente
Miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia, Aseuc.